¿Porqué No están las madres que gritaban: dónde están? (Parte 1)

Dos desapariciones devastaron a Florecita

Saltillo, Coah.- Florencia Hernández García, Florecita, le echaba todas las ganas para seguir con la búsqueda de su hijo Gerardo Villasana Hernández, quien desapareció el 12 de diciembre del 2008, pero enfrentar una segunda desaparición: la de su yerno y ver el sufrimiento de su hija provocó que colapsara su salud. El año pasado ya no pudo seguir adelante.

Florecita, como era conocida, vio deteriorar su salud desde octubre del 2017 cuando le dieron la noticia que su yerno Juan Jaime Longoria Castañeda, también había desparecido. Tuvo un derrame cerebral, perdió movilidad del lado izquierdo, fue internada y a los pocos meses perdió la batalla, recuerda su hija Viridiana Rodríguez Hernández.

“Al principio con lo de mi hermano sí se deprimió mucho, pasaron meses y fue cuando encontró a otras personas que también buscaban a sus hijos. A mi mamá antes de esto ya la habían operado y le extrajeron piedras del riñón, le diagnosticaron hipertensión, pero después empezó a echarle muchas ganas”, recuerda su hija quien la acompañaba a varias de las actividades para obtener información de la denuncia sobre el caso de su hermano.

Gerardo Villasana Hernández iba a cumplir 20 años, tenía un bebé pequeño y el día de su desaparición acudió con su patrón a una comida por el día del virgen de Guadalupe; luego se fueron a un bar.

“Mi mamá supo que hubo una pelea en el bar y llegaron varias personas a bordo de camionetas y se llevaron a mi hermano y a uno de sus compañeros. Ya de ahí nadie supo”, dice Viridiana.

Florecita inició la búsqueda y denunció los hechos. En su andar encontró a otras mujeres que estaban en su misma situación: Romanita Matamoros y su hija Carmen Ramírez, quienes buscaban a sus hijos. Una misma familia con dos personas desaparecidas, como ella lo viviría años después.

Aunque en el 2015 le informan que tenía insuficiencia renal, Florecita no se detenía y seguía luchando por encontrar a su hijo, pero dos años después enfrentaría el trago amargo al saber que en quien se había apoyado en ese difícil camino, porque tenía la misma edad de Gerardo, había corrido con la misma suerte.

“Cuando mi hermana le dice pues le viene lo del derrame cerabral. Mi cuñara como su hijo; la ciudaba mucho y lo quería como si fuera un hijo y… ella se vino para abajo; le dio un derrame cerebral y el 30 de octure se la llevan al seguro y piede la movilidad del lado izquierdo y sí, ya no pudo y se nos vino para abajo, porque cae en cama y el 8 de enero del 2018 fallece. Eso la devastó más”.