
López Mateos, Díaz Ordaz y Echeverría “trabajaban para la CIA”: Riva Palacio en CNN
“Esto era trabajar para un gobierno extranjero, este es el delito de traición a la patria, el único delito por el cual se puede destituir al presidente de México”, recordó.
El periodista Raymundo Riva Palacio, director de Eje Central, habló sobre los dos mil 891 documentos relacionados con el asesinato del presidente John F. Kennedy, dados a conocer el jueves pasado, los cuales revelaron pocos detalles que arrojen nuevas pistas sobre el magnicidio ocurrido 54 años atrás.
“Hasta este momento no (es posible saber) qué es lo que pasó, no… los documentos que han sido retenidos es por el nivel de colaboración de gobiernos, no únicamente mexicano, y por el otro lado las técnicas y la mecánica de reclutamiento de agentes extranjeros, eso sí lo cuidan, esa es inteligencia humana, son métodos para reclutar”, explicó.
“Tú ves los documentos y si has conocido otros documentos de la CIA y el FBI puedes entender la dinámica, la interacción y los niveles… no todo son trucos sucios, es análisis y tecnología”, añadió.
“La gran enseñanza de estos documentos es ver cómo jugó México o cómo jugaron sus gobernantes un papel de traición a los mexicanos”, subrayó.
Y es que en lo que corresponde a México, “la parte más importante es lo que sucedió entre el 27 de septiembre y el 3 de octubre de 1963, que es cuando Lee Harvey Oswald cruza la frontera en un autobús y llega a la Ciudad de México”.
“De los documentos que ya vi, lo más importante es la subordinación del gobierno de Adolfo López Mateos no a la CIA, al jefe de la estación de la CIA, a Winston Scott”.
La novia de Harvey Oswald, Silvia Durán, era la secretaria del cónsul cubano en México; aprovechando esa relación “buscó una visa para ir a Cuba y también habló con los soviéticos”.
El documento dice que Winston Scott le pide al presidente Gustavo Díaz Ordaz que detenga a Silvia Durán, “en los documentos dice que el gobierno mexicano debe tomar plena responsabilidad de este asunto… y detienen a Silvia Durán”.
Quien interrogó a Durán fue Fernando Gutiérrez Barrios.
“López Mateos presidente, Díaz Ordaz presidente y Luis Echeverría presidente, trabajaban para la CIA, eran activos de la CIA, no estaban en la nómina de los agentes pero eran activos”, detalló, además de que incluyó en esa lista de “grandes activos de la CIA” a Gutiérrez Barrios y Miguel Nazar Haro.
“¿Por qué decía un juez -que revisó estos documentos hace 20 años-, que esto podría haber derrocado al gobierno de México en su momento? Si México hubiera sido una democracia, esto era trabajar para un gobierno extranjero, este es el delito de traición a la patria, el único delito por el cual se puede destituir al presidente de México. Entonces, tres presidentes mexicanos consecutivos se podrían haber destituido por traición a la patria y esto es algo de lo que me parece muy fascinante en lo que tiene que ver con México… la forma en como casi orgánicamente el gobierno mexicano trabajaba para la CIA… les decían ‘hay que hacer esto’ y lo hacían”,
En tanto, apuntó que las operaciones contra Cuba, para matar a Fidel Castro, “se hacían aquí” en México.
Por otra parte, indicó que nunca se probó que el asesinato de Kennedy haya sido una “conspiración cubana”.
Documentos desclasificados
Algunos de los documentos dados a conocer de manera electrónica por los Archivos Nacionales parecieron en cambio avivar las teorías de la conspiración en torno al asesinato de Kennedy a manos de Lee Harvey Oswald.
Uno de estos se refiere a un memorando escrito por el entonces director del FBI, J. Edgard Hoover, con fecha del 24 de noviembre, dos días después del asesinato, sobre una alerta recibida por el Buró Federal de Investigaciones sobre una potencial amenaza contra la vida de Oswald.
“Notificamos de inmediato al jefe de la policía (de Dallas), y él nos aseguró que Oswald tendría suficiente protección. Esta mañana llamé al jefe otra vez advirtiéndole de la posibilidad de un esfuerzo contra Oswald, y otra vez nos aseguró que se le daría adecuada protección. Sin embargo, esto no se hizo”, escribió.
Oswald fue asesinado ese mismo día a manos de Jack Ruby, el dueño de un centro nocturno en Dallas, quién disparó dos tiros contra el exmarine cuando éste era escoltado por policías a una cárcel local, sin que ninguno de los agentes pudiera evitarlo.
Otro documento del FBI reveló que espías soviéticos creían que el presidente Lyndon B. Johnson, quien asumió el cargo tras el asesinato, estaba detrás del atentado, como lo sospecharon antes de la “ultra derecha” de Estados Unidos.
Ambas sospechas estuvieron contenidas en otro memorándum sobre la reacción soviética a la muerte de Kennedy enviada por Hoover en 1966 al entonces asistente del mandatario, Marvin Watson.
“Nuestras fuentes agregaron que en instrucciones desde Moscú, se indicó que ‘ahora’ la KGB estaba en posesión de datos que pretenden indicar que el presidente Johnson fue responsable del asesinato del difunto presidente John F. Kennedy”, anotó el jefe policiaco en su comunicación.
Otro documento se refirió al viaje realizado por Oswald a la Ciudad de México en septiembre de 1963, en donde habría hablado con un miembro de la KGB adscrito a una unidad responsable de cometer asesinatos.
Por separado, un memorando de la CIA se refirió al entonces cónsul ruso, Valeriy Vladimirovich Kostikov, como “un oficial identificado de la KGB” y perteneciente al llamado “Departamento 13”, una unidad “responsable de sabotaje y asesinato”.
Otro documento reveló que 25 minutos antes del asesinato de Kennedy, un reportero del diario Cambridge Evening News en Inglaterra recibió una llamada anónima diciéndole que llamara a la embajada de Estados Unidos para recibir una gran noticia.
Uno más, un memorando de la oficina del FBI en Nueva Orleans reveló que desde octubre de 1963 la oficina de la agencia federal en Dallas ya estaba tratando de seguirle los pasos a Oswald.
Los documentos dados a conocer el jueves representan casi el 1.0 por ciento restante de los casi cinco millones de documentos en poder del gobierno federal en relación con el asesinato, y su liberación procedió otra en julio pasado de tres mil 801 documentos, la mayoría de los cuales ya eran conocidos.
De acuerdo con los Archivos Nacionales, 88 por ciento de los registros relacionados con el asesinato de Kennedy ya estaban completamente abiertos, en tanto que otro 11 por ciento han sido publicados, pero con censura parcial.
Los documentos fueron dados a conocer en cumplimiento de una ley aprobada por el Congreso 25 años atrás, y aunque el presidente estadunidense Donald Trump autorizó su difusión, ordenó mantener en secreto muchos de estos, atendiendo las recomendaciones de las agencias de inteligencia.
En el memorándum dado a conocer el jueves, Trump ordenó a esas agencias federales revisar la redacción de los documentos en cuestión en un plazo de 180 días y justificar por qué consideran necesario mantener el secreto.