
Las andanzas de Moreira
Saltillo, Coah.- A su más puro estilo demagogo, el gobernador Rubén Moreira Valdez entregó a los diputados locales el informe de resultados de su, al fin, último año de gobierno que este lunes habrá de desmenuzar el pleno.
No es novedad que el mandatario es experto en ocultar en su mente y en sus discursos lo que agobia al estado y a quienes aquí vivimos, pero ahora sí que se quiso pasar de listo al pretender borrar de la historia coahuilense que en este 2017 pidió al Congreso una nueva reestructura de la deuda por 37 mil millones de pesos, casi tres mil millones más de lo que recibió, que a nadie sancionó por el caso de empresas fantasma y de otros actos de corrupción, que sus leyes no abonaron algo para encontrar a miles de desaparecidos y de que sus grupos élite siguen siendo señalados por abusos y violaciones a los derechos humanos, además de que mostró preocupación por mejorar la seguridad de municipios gobernados por el PRI y al resto lo dejó sólo.
El documento parece una novela con las características de las historias de caballerías, donde el protagonista lucha contra todos los males y, en el caso de Coahuila, cree haberlos derrotado y exagera los supuestos hechos sobre lo que en realidad viven las personas alrededor.
No hay que olvidar que desde campaña, la llegada de Moreira Valdez a los eventos era ambientada con la música del maestro griego Yanni en su concierto histórico en el Odeón de Herodes Ático, a los pies de la Acópolis, y de ahí que muchos aseguran que en sus seis años de gobierno se sentía emperador.
Además de las omisiones de temas fundamentales mencionadas al inicio, el documento de 413 páginas es todo lo que un caballero – por el personaje de las novelas medievales no porque el gobernador lo sea- narra de sus andanzas. Ahora sí que es su propio testimonio: transparencia, atención a grupos vulnerables, desarrollo económico y ataque frontal a la delincuencia; así su historia.
La otra parte de la historia es la que Moreira Valdez se irá sin reconocer: no encontró a los desaparecidos y, en su lugar, creó historias basadas en declaraciones delincuentes, en algo similar a lo que pasa en Estados Unidos donde lo acusan de recibir dinero para proteger a narcotraficantes, pero que él y su hermano Humberto le restan credibilidad a estos dichos por esa simple característica.
Lo de la deuda ni lo menciona en el documento que entregó al Congreso y es seguro que en el pleno, los diputados le volverán a pedir explicaciones y a acusar de haber permitido no sólo la impunidad, sino que esto sea una historia sin final porque la bola de nieve él dejó que creciera y así seguirá por lo menos tres décadas.
La realidad que no quiso ver Moreira Valdez empezó en el interior del priísmo, donde dañó a mucha gente que decidió alejarse del partido y por lo cual su hermano menor, Alvaro, debió de crear una estructura paralela donde se maneja infinidad de recursos de muy extraña procedencia, como para enviar a su gente a Europa y playas del país muy caras.
Moreira se va dentro de poco y su salida del gobierno no será gloriosa como esas novelas de los caballeros del siglo XV y XVI que tanto le gustan. No, más bien terminará como el gobernante más cuestionado y odiado por la sistemática corrupción que fomentó y la violación a los derechos humanos que cometió y de la se tenga conocimiento en el estado; aquí sí que le ganó a su hermano y miren que no es poca cosa.
Falta menos y esperemos que Coahuila respire, que aspire a algo mejor y que esta docena trágica no se repita de nuevo.
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Mal anda, Enrique Ochoa Reza, el líder nacional del PRI que se “averonicó” y se contagió de ese mal que los hace repetir infinidad de ocasiones los mismos argumentos, aunque esto fue lo de menos al ver que su gente “le dio línea” a una reportera de TV Azteca para tronar cualquier pregunta fuera del discurso triunfalista que ha contagiado a varios empleados de la prensa local que se ven serviles ante el poder.
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Este lunes en el senado se presenta un foro sobre el tema de desapariciones en Coahuila y la presencia del crimen organizado, bajo la protección del gobierno estatal. Otro golpe más al gobernador Moreira que permitió la ola de violencia cometida con la complicidad de su gobierno y el anterior.